
El enemigo siembra cizaña.
A veces pienso que si hago el bien, no habrá cizaña en mi vida; la cosecha del futuro, sin embargo, es más grande de lo que puedo soportar ahora, así que la cizaña me prepara para la cosecha que está por venir.
Los tiempos de Dios son perfectos.
La impaciencia y la frustración son herramientas de Satanás.
Mateo 13:24 habla de la parábola del sembrador. Las parábolas eran relatos para enseñar a los discípulos y seguidores de Cristo una verdad celestial que contrasta con el pensamiento humano. En Mateo 13, la parábola nos enseña que esta vida traerá tanto bien (el trigo) como mal (la cizaña).
En la vida del personaje Josué, Dios le dio un sueño de grandeza, pero tomó tiempo y un proceso para que Dios le concediera la cosecha de su sueño. Pasó por muchas pruebas antes de llegar a esa cosecha.
Las estaciones son un reflejo de las diferentes temporadas de la vida. No todo tiene que pasar rápido; es tiempo de estar quietos y reconocer que Dios es Dios.
Noé y el arca: Noé no pudo cerrar la puerta del arca ni controlar el tiempo de la lluvia ni cuándo el agua del diluvio bajaría. Después del diluvio, envió una paloma, pero no podía descansar hasta que las aguas se secaran.
En la vida, a veces debes permitir que los males pasen, así como la cizaña está cerca del trigo. Solo porque enfrentas ataques o burlas, no significa que estés en el camino equivocado. Dios está usando ese tiempo para prepararte para una cosecha más grande.
La cizaña a veces se manifiesta como crítica en una pareja casada; la crítica puede derrumbar una conexión esencial.
Cada día, necesitamos ser más como Jesús, mostrando sus cualidades en nuestras vidas. Una de ellas es la paciencia; otra, estar quietos y pasar tiempo con Dios.
¿Cuánto tiempo ha pasado desde que te dedicaste a un ayuno?
Se necesita más fe para esperar que para actuar.
¿Has orado pidiéndole al Espíritu Santo o reaccionas de manera carnal?
Salmo 126:5 dice: “Los que sembraron con lágrimas, con regocijo segarán.”
Las quejas alimentan el fuego que quema una cosecha. La frustración también lo hace, y el enojo puede consumir todo un campo de cosecha.
Seamos más como Jesús y reclamemos las promesas del Señor. Alaba a Jesús en tus momentos de dolor. Ten fe y reclama las características de Dios.
Gálatas 6:9 dice: “No os canséis de hacer el bien, porque a su tiempo segaremos si no desmayamos.”