Nuestro éxito económico no está en las manos de un gobierno ni depende de nuestra situación externa en este mundo. Nuestra economía esta en las manos de nuestro Padre. Proverbios 10.22 Hay muchas personas que han sido ricos terrenalmente, pero pobres espiritualmente. Las riquezas de este mundo no producen relaciones y vidas saludables.
Como Cristianos necesitamos renovar nuestro entendimiento y definición de lo que es la prosperidad. Prosperidad no es lujo externo. La verdadera prosperidad es tener todo lo que necesito de la mano de Dios, para cumplir su propósito en mi vida.
I. Dios es un buen Padre – Mateo 7.9-11
- No le creas a Satanás cuando te diga que Dios no te ama.
- Nuestro Padre trae paz a nuestra vida – Jeremías 29.11
Tarea: ¿Hay algún pensamiento reciente en su vida que no viene de Dios y que usted necesita desechar?
II. La ley de la siembra y la cosecha
- Todo tu futuro comienza con una semilla… de poner todo lo que tenemos en las manos de Dios.
- Cuando sembramos en fe después cosechamos el fruto que Dios tiene para nosotros. Gálatas 6:7-9
- La cantidad que recibimos sera determinado en fe a lo que Dios nos pide. 2 Corintios 9:6
Tarea: Contemplando sus decisiones económicas en el pasado…
- Piense en una ocasión cuando usted tomo una situación o decisión económica en sus propias manos, sin Dios… ¿Cuales fueron los resultados de esa decisión?
- Ahora piense en una situación cuando usted tomo una decisión económica como un paso en fe, con Dios… ¿Cuales fueron los resultados de esa decisión?
III. Agricultores sabios aconsejan guardar semilla para la temporada venidera
- No debemos de vivir bajo la esclavitud de la deuda. Proverbios 22.7
IV. Debemos de honrar a Dios con las primicias de nuestro incremento.
Conclusión
Si no le gusta la vida que usted tiene en este momento – cambie la semilla que esta sembrando. Tal vez no veas tu cosecha hoy, pero nunca dejes que la opinión de otra persona te quite la cosecha que Dios tiene para tu futuro. Dios no puede darte en la tierra lo que no has depositado en el reino de Dios. Dios nunca moverá las montañas de nuestra vida hasta que primero tomemos nuestro paso de fe.